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Apnea del Sueño. Qué es, causas y recomendaciones

apnea del sueño

El sueño es un período fisiológico en el que tiene lugar la restauración del cuerpo, la recuperación energética y la minimización de la fatiga. Durante el sueño, nuestro organismo desarrolla distintos procesos fundamentales para la vida y la salud, tales como la reparación celular, la regulación hormonal o la consolidación de la memoria. Por ello, la calidad del sueño es fundamental para una buena salud física y mental.

Qué es la apnea del sueño

Uno de los trastornos con mayor incidencia en la población durante el descanso nocturno es la apnea obstructiva del sueño, un fenómeno clínico que se caracteriza por la presencia de pausas frecuentes en la respiración producidas por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior mientras se duerme.

Las personas diagnosticadas con el síndrome de apnea obstructiva del sueño tienen al menos cinco pausas respiratorias por hora, aunque pueden producirse muchas más. Cuando se producen las apneas, la respiración se detiene y vuelve a restaurarse con un resoplido, ronquido o sonido de ahogo.

Durante esas pausas, que pueden prolongarse entre diez segundos y un minuto, los órganos vitales no reciben suficiente oxígeno y la acumulación de dióxido de carbono en el organismo lleva al cerebro a emitir una señal de alerta que provoca la reanudación de la respiración, en la mayoría de los casos, sin que el individuo lo recuerde al despertar a la mañana siguiente.

Causas y factores de riesgo

La apnea del sueño se produce por una obstrucción de las vías respiratorias altas durante la noche. La relajación del tono muscular durante el sueño puede provocar el cierre total o parcial de las vías respiratorias, dando lugar a una interrupción en la respiración (apnea) o a una disminución acusada del flujo de aire (hipoapnea).

El bloqueo del flujo de aire puede producirse o verse favorecido por distintos factores, tales como la existencia de alteraciones anatómicas del tracto respiratorio superior (desviación del tabique nasal, hipertrofia de los cornetes nasales o de las amígdalas, pólipos o tumores nasales, adenoides, etc.); la presencia de trastornos neuromusculares que afectan a la parte media de la garganta (distrofia miotónica, poliomielitis, miopatías); enfermedades endocrino-metabólicas (obesidad, hipotiroidismo); o el depósito de grasa u otras sustancias en las paredes de la vía aérea superior (bocios, linfomas…).

Además, existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de padecer apnea obstructiva del sueño, como el sexo (los hombres presentan mayor resistencia faríngea y laríngea que las mujeres); la edad (el envejecimiento favorece la acumulación de tejido adiposo en el cuello y la lengua); los antecedentes familiares (hay un componente genético en la anatomía y tamaño del cráneo, la cara y las vías respiratorias altas); la obesidad (que favorece el aumento de los depósitos de grasa en el cuello); algunos hábitos tóxicos como el tabaquismo (que puede provocar la inflamación de las vías respiratorias altas), el consumo de alcohol (que puede relajar los músculos de la boca y la garganta provocando el cierre de las vías respiratorias) o la toma de algunos medicamentos hipnóticos o depresores del sistema nervioso central.

Síntomas comunes

La mayoría de las veces, la sospecha de la existencia de apnea obstructiva del sueño se produce por la observación directa de la persona que comparte cama o habitación con el afectado. Las principales manifestaciones clínicas de este trastorno son, durante la noche, la presencia de ronquidos, pausas respiratorias referidas, sueño agitado, despertares bruscos con asfixia, enuresis o despertares recurrentes con necesidad de orinar, hipersalivación o sequedad en la boca, reflujo gastroesofágico y sudoración excesiva.

Los síntomas diurnos más comunes son la somnolencia excesiva y el cansancio, la irritabilidad y alteraciones del carácter, el deterioro intelectual y la pérdida de memoria, el dolor de cabeza al despertar, la hipoacusia, la disminución de la libido e impotencia y los cambios en la personalidad (ansiedad, depresión…).

Diagnóstico

Para el diagnóstico del síndrome de apnea obstructiva del sueño se tiene en cuenta el cuadro clínico del paciente y el testimonio de las personas que conviven con el afectado, pues a menudo éste no es consciente de los síntomas. Se sospecha de su existencia cuando aparecen de forma recurrente y simultánea sus tres principales manifestaciones: los ronquidos, las pausas respiratorias referidas y la hipersomnia. Además, se realiza una prueba del sueño (polisomnografía convencional) para determinar la presencia y el tipo de apneas, la cantidad y la calidad del sueño y la saturación sanguínea.

Tratamientos disponibles

El tratamiento de la apnea obstructiva del sueño es multifactorial y debe responder a las causas que provocan el bloqueo del flujo de aire. En casos moderados o severos, el tratamiento de elección es la aplicación de una presión positiva continua en la vía aérea superior (CPAP) a través de un dispositivo con una turbina que conecta con una mascarilla nasal o nasobucal y genera un flujo de aire y una fuga intencional para evitar la reinhalación, impidiendo así el colapso inspiratorio del tracto respiratorio superior.

En otros casos, cuando el paciente no se adapta a la máscara CPAP, se opta por el uso de tratamientos alternativos, como el BIPAP (una máquina de presión positiva que suministra distintos niveles de presión de aire al inhalar y al exhalar), válvulas EPAP (presión positiva nasal espiratoria); dispositivos de avance mandibular, dispositivos de retención lingual, estimuladores neuromusculares del músculo lingual, etc. Asimismo, hay casos en los que está indicada la cirugía, cuando existe alguna anomalía anatómica o estructural de la vía aérea superior.

Impacto de la apnea del sueño en la calidad de vida

El sueño deficiente afecta considerablemente a la calidad de vida y puede provocar, durante el día, cansancio excesivo, irritabilidad, pérdidas de memoria, falta de concentración, ansiedad, depresión, astenia, disminución de la libido, etc.

La regulación hormonal, la retención de la información, el aprendizaje y la regeneración celular son algunos de los procesos fundamentales para garantizar el bienestar del individuo que se ven afectados por la interrupción del sueño.

En casos graves, pueden producirse complicaciones relacionadas con el síndrome de apnea obstructiva del sueño, como cianosis, hipertensión pulmonar, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, arritmias, accidentes cerebrovasculares o disfunciones neuropsicológicas.

Medidas preventivas y atención temprana

Independientemente de que se haya iniciado un tratamiento para la apnea del sueño, es fundamental corregir determinados hábitos de vida y asegurar una correcta higiene del sueño a partir de determinadas pautas. Una investigación reciente, elegida como una de las mejores tesis del mundo en su ámbito, ha demostrado que la apnea obstructiva del sueño se puede curar con la adquisición de hábitos de vida saludables.

En este sentido, deben abandonarse hábitos como el tabaquismo o el consumo de alcohol u otros estimulantes, hay que prestar atención a la dieta y realizar ejercicio durante el día para evitar el sobrepeso y la obesidad y es fundamental respetar las rutinas de sueño, con un horario regular que garantice el número de horas necesarias. Se recomienda también dormir de lado, evitar las pantallas antes de acostarse, utilizar una almohada adecuada (existen almohadas específicamente diseñadas para acomodar las máscaras CPAP) y evitar la sequedad ambiental con humidificadores si es necesario.